Saturday, March 06, 2010

Porque, ahora, eres tú, no yo.

Porque nunca nos damos cuenta cuánto significa esa persona a quien vemos a diario hasta que un día no nos es posible verla. Porque no importa lo que digan, amor cobra valor en sus labios, tiene más significado. Porque no importa cómo veíamos el mundo antes, llega una persona y nos damos cuenta que vivíamos en un mundo a blanco y negro. Porque un día amanece entre sus brazos y todo es luminoso y nuevo. Porque nunca nos atrevimos a probar algo dieferente y de su mano descubrimos el sabor de lo desconocido. Porque todas esas cosas que tal vez nos molestaron ahora no nos causan el menor desagrado. Porque todo es nuevo, todo brilla, hay más colores, más sabores, porque flotamos, porque podemos caer sin ser lastimados.
Porque tal vez las promesas puedan cumplirse, y ésta vez el 'nunca te haría daño' sea cierto. Porque por mas historias tristes, por más tragedias, por más deslices, siempre habrá algo que cure nuestras cicatrices.
Porque tal vez Romeo y Julieta no estaban equivocados, al no querer existir en un mundo sin su complemento, su ser amado. Porque valía la pena dejar arder Troya por el amor de Elena. Porque vale la pena enfrentarse a todos los caballeros negros con tal de demostrar el amor a Dulcinea. Porque vale la pena que una sirena se convierta en espuma del mar por salvar a su prohibido amor humano. Porque tal vez se justifica a Era al querer alejar a todos de Zeuz, aunque ésto sí lo vea algo extraño. Porque un inmortal ve su espera eterna retribuída al encontrar en alguna era la razón de su existencia. Porque el poeta escribe mil poemas para un amor que jamás olvida y que tal vez jamás lo sepa.
Porque no existen barreras ni prohibiciones capaces de alejar a un ser de su destino. Porque no importa maldición o tragedia que nos aqueje si con ello obtenemos la gracia de su maravillosa mirada.
Irremediable lo llamaría yo, tal vez incontrolable. Pero vale la pena ir contra todo, dar nuestro ser entero por un día más, por esos segundos que anhelamos, por esos labios amielados, por esos ojos de centelleados, por su sonrisa que es de estrella, por esa piel suave y tibia, por ese abrazo tierno y fuerte que promete protección contra la muerte.
Porque querer con pasión está justificado, incluso antes que repiraran nuestros antepasados. Porque de pasión se formó el universo, y así, apasionado, ha de ser terminado.

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