Arriesgarse a ser no es tan difícil como arriesgarse a confesar. El problema no es simplemente decir algo, no se teme a eso, se teme a la respuesta que posiblemente se obtendrá.
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Overthinking, ese es el problema principal. Debe ser sencillo para quienes nunca piensan más allá, sólo decir por decir, pero cuando realmente quieres decir algo importante repasas una y otra vez las palabras en tu cabeza, las reacomodas, ¿cómo no sonar atemorizante, necesitado, exigente, atemorizado? Y para cada respuesta, positiva o negativa, buscar al menos una salida de la situación, siempre se espera lo peor en esos casos. Ese es el miedo, la negativa.
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>Pides tantas cosas y yo sigo a manos rotas procurando hacerme el bueno para ver si así te tengo<
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Cuando algo importa las palabras deben tener más impacto, concentrar todo el sentimiento en una sola oración, pero muchas veces no existen las palabras para expresar lo que sentimos. Me gustaría decir que he tenido el valor de al menos intentar confesar lo callado por años, pero aún no he encontrado las palabras adecuadas para ello.
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Cada vez estando cerca pierdo las fuerzas y las palabras se me escapan, lo mejor que sale en esos momentos es musitar un "buenas noches, cuídate", mientras en mi garganta un nudo de palabras completamente diferentes a esas se ahogan, dejando un vacío desesperante al no saber si le voy a volver a ver o si volveré a tener otra oportunidad como esa. He pensado incluso en intentar decirle algo mientras me encuentro alcoholizada y escudarme en que mis actos o fueron del todo míos, pero eso sería lo más cobarde y no sé si podría volverle a ver a los ojos después de eso.
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Todo se resume a vivir en el silencio de lo que puede ser y lo que realmente es, ocultando la mirada tras unos lentes de sol para que así no puedan escaparse las palabras que realmente quiero pronunciarte a través de mi mirada.